¿Cómo me convierto en cristiano?
Esta pregunta se ha hecho una y otra vez durante muchos años. Para responder a esta pregunta, también debemos preguntarnos, ¿por qué necesitamos recibir a Jesús? Romanos 3:23 ‘’por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios’’, y Romanos 6:23 ‘’Porque la paga del pecado es muerte...’’. Esto significa que todos han pecado en su vida en un momento u otro y el pago (salario) por cualquier pecado es muerte. ¿Cómo nos libraremos alguna vez de la muerte que es el resultado del pecado? Romanos 6:23 continúa y dice: “más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Dios tiene un don que borra el pago de la muerte por el pecado y ese es “la vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. El don de la vida eterna está ligado a Cristo Jesús.
Hechos 16 nos cuenta la historia de cómo Pablo y Silas fueron golpeados y encarcelados por predicar el Evangelio y expulsar demonios en Filipos. A la medianoche, el Señor envió un terremoto que rompió las cadenas de los presos y abrió las puertas de las celdas de la prisión. Cuando el carcelero entró y vio que las puertas estaban abiertas de par en par, supuso que los prisioneros habían escapado y sacó su espada para acabar con su propia vida. Era responsable del encarcelamiento de todos los prisioneros y sabía que sería severamente castigado y asesinado si todos los prisioneros hubieran escapado. Desde dentro del calabozo, Pablo le gritó al carcelero que no se hiciera daño porque todos los prisioneros todavía estaban en sus celdas. El carcelero estaba temblando y se postró ante Pablo y Silas y preguntó: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” En Hechos 16:31 Ellos respondieron: “Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y tu casa”.
Cuando una persona tiene una experiencia como la del carcelero, adquiere una mentalidad más eterna de lo que era en las rutinas diarias de su vida. El carcelero se dio cuenta de su propia mortalidad con su experiencia cercana a la muerte y quería saber acerca de las cosas eternas de Pablo y Silas. La respuesta que recibió fue simple. “¡Cree en el Señor Jesús!” No se agregó nada más a esa declaración para recibir la salvación; ninguna gran hazaña que lograr, ninguna asistencia a las reuniones de la iglesia, ninguna palabra especial que pronunciar, ni siquiera ser bautizado en agua. Ser "salvo" se trataba de creer en Jesús.
Romanos 10:9-10 nos dice “9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.” La salvación y el Señorío de Jesús en nuestras vidas está ligado a creer en Jesús y que Él resucitó de entre los muertos. Luego se nos dice que hablemos (confesemos) con nuestra boca. Lo que ocurre entonces está escrito en 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas’’.
Recibimos el Espíritu de Dios por fe y nos unimos a Él para convertirnos en una nueva creación espiritual. Ef. 1:13-14 ‘’En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria’’. Juan 3:16 lo resume diciendo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Jesús le dijo a Nicodemo en Juan 3:3 que para ver el reino de Dios, Nicodemo tendría que nacer de nuevo. Esa es la transacción espiritual que tiene lugar cuando el Espíritu de Dios se une a nuestro espíritu y nos hace “nuevas criaturas en Cristo”. Esto sucede cuando “creemos en el Señor Jesús”, como le dijo Pablo al carcelero de Filipos.
Recibir a Jesús y al Espíritu Santo está en el fundamento de nuestra fe en Él. Lucas 12:32 ‘’...a vuestro Padre le ha placido daros el reino’’. Lucas 11:13 ‘’Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?’’
Recibir a Jesús es cuestión de creer en Él y pedirle al Señor el perdón de los pecados que has cometido en tu vida. Luego pida al Padre que le dé el Espíritu Santo para que pueda nacer de nuevo y convertirse en una nueva creación en Cristo. ¡Háblele estas cosas como una confesión de su fe y Dios contestará su oración afirmativamente! Una vez que haya hecho esto, lo animo a que busque una iglesia o un grupo de cristianos para que pueda aprender más acerca de Jesús y cómo Él tiene planes para usted como nuevo creyente.